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miércoles, 1 de mayo de 2013

Intersexualidad por principio...






La intersexualidad es una condición poco común por la cual un individuo presenta discrepancia entre su sexo cromosómico (XY / XX), gónadas (testículos / ovarios) y genitales (pene / vagina) , poseyendo por tanto características genéticas y fenotípicas propias de hombres y mujeres, en grados variables. Puede poseer, por ejemplo, una abertura vaginal, la cual puede estar parcialmente fusionada, un órgano eréctil (pene o clítoris) más o menos desarrollado y ovarios o testículos, los cuales suelen ser internos.
Anteriormente se empleaba el término hermafrodita, pero el mismo ha empezado a reemplazarse, pues puede resultar engañoso, insensible y confuso por comparar una característica común en algunas especies de animales y plantas con una condición de nacimiento que ocurre en algunos pocos seres humanos, la cual se asemeja a la anterior solo remota y analógicamente.
En 2006, la Lawson Wilkins Pediatric Endocrine Society (LWPES) y la European Society for Paediatric Endocrinology (ESPE) publicaron un estudio sobre desórdenes intersexuales con el objetivo de elegir una terminología que sea más descriptiva, que refleje más la etiología genética de esta condición (llamar a esta condición "enfermedad" es peyorativo), y que esté ausente de carga peyorativa. Acuerdan llamar a cualquier enfermedad intersexual: "disorders of sex development (DSD)"; en español: "trastornos del desarrollo sexual".

Se dan en distintos grados y con diferente frecuencia, dependiendo de la causa subyacente:

  • Genitales ambiguos al nacer.
  • Fusión parcial de los labios genitales.
  • Genitales con apariencia inusual al nacer.
  • Ausencia o retraso de la pubertad, o cambios físicos inesperados en la misma.
  • En niños aparentes: testículos aparentemente no descendidos (que podrían ser ovarios).
  • En niñas aparentes: masas labiales o inguinales (ingle), que pueden resultar ser testículos.












Frecuencia


Es difícil calcular y establecer con exactitud la frecuencia con la que se da, no solo por la falta de suficientes estudios especializados alrededor del mundo, sino principalmente porque no existen límites claros y definidos acerca de la presencia o no de intersexualidad. La combinación de órganos genitales, cromosomas, gónadas, hormonas y aparato reproductor interno de las personas son algo único en cada persona y, por tanto, las posibilidades son casi infinitas. De hecho, cerca de 1 de cada 2.000 niños nace con genitales que no son fácilmente reconocibles para un adulto. Según la bióloga molecular Anne Fausto-Sterling, profesora de la Universidad de Brown, hasta un 1,7% de la población presentaría en un cuerpo alguna variación de lo considerado totalmente masculino o femenino.
La necesidad o no y el momento de la intervención quirúrgica es algo que es ampliamente discutido. El autor clásico que justificaba las intervenciones era John Money (1921-2006).
Últimamente han comenzado aparecer movimientos integrados por personas intersex quienes, de la mano de nuevas teorías sobre el género como la Teoría Queer, levantan una voz de denuncia sobre las cirugías a las personas recién nacidas.
Denuncian que las cirugías se realizan sin el consentimiento de la persona, cuestionan la pretensión de normalizar los cuerpos y denuncian que, de todos modos, esa normalización nunca se logra. Denuncian que las operaciones son mutilantes:
...…mutilan la diversidad de nuestros cuerpos; mutilan nuestra sensibilidad genital y nuestra capacidad para el goce sexual, nuestra identidad y, en muchos casos, nuestra capacidad para optar por cirugías deseadas al llegar a ser adultos. Mutilan nuestro derecho a decidir aspectos centrales de nuestras vidas, y nuestro sentido de merecer ser queridos y aceptados aún sin cirugías.
Mauro Cabral, activista intersex argentino.
La creación de una categoría específica para la persona intersexual plantea varios problemas, como por ejemplo el riesgo de acarrear una marginación social.
Algunos creen que no debería existir una definición clara y que no es necesario tener una definición legal; otros opinan que ninguna definición podría ser exacta, porque todas las personas son diferentes. Puede ser necesario que las personas intersexuales se identifiquen con algún término referente a su identidad sexual más cercano que el de “varón” o “mujer”.
El mayor problema al que se enfrentan los intersexuales suele ser su incapacidad para decidir por sí mismos su identidad sexual, pues ésta suele habérsele sido asignada por sus padres o médicos. La preocupación de los padres sobre qué nombre ponerle al bebé, o cómo criarlo, puede hacer que lo sometan a intervenciones quirúrgicas que resulten dañinas para su salud, a veces dejando efectos secundarios como dolores, infecciones o pérdida de sensibilidad en los genitales. Es posible que al llegar a la edad adulta el sujeto no se muestre conforme con la identidad asignada, y se considere perteneciente al sexo contrario.
Algunas personas consideran que la clasificación general de las personas en hombres y mujeres es demasiado radical y que en realidad existen más de dos sexos, y por tanto que los individuos intersexuales deberían ser tratados de "manera neutral" hasta que sean capaces de decidir por sí mismos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no es posible tratar a un niño de "manera neutral" como un enfermo de identidad indefinida, sin que su sexualidad deje de ser algo privado, y no se sabe hasta qué punto la educación que reciba durante la infancia condicionará su identidad en el futuro.
La novela "Middlesex", ganadora de un Premio Pulitzer, del autor estadounidense Jeffrey Eugenides examina la historia y dilemas de Calliope Stephanides, el protagonista de la novela, que es intersexual.
La película argentina “XXY”, escrita y dirigida por Lucía Puenzo, aunque no intenta presentar un caso clínico, tiene como protagonista a Alex, una adolescente a la que se le diagnosticó al nacer una hiperplasia suprarrenal. Este diagnóstico la convertiría en una pseudo-hermafrodita femenina.
El manga IS trata los problemas que esas personas enfrentan a lo largo de sus vidas, cómo ganar aceptación por lo que son y su incapacidad para reproducirse.
En 1947 se constató el cuarto caso (comprobado) de intersexualidad, el cual tras examen médico hecho por el doctor
Ferdinand Levin Strauss se comprobó que el paciente disponía de dos penes y una vagina.





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